Recordando al Quisqueya Park

Uno de mis lugares favoritos en la niñez fue el Quisqueya Park, era muy pequeño cuando estaba en funcionamiento, pero aún recuerdo muchos detalles. El Quisqueya Park ha sido el parque de diversiones permanente más grande e importante del país, ninguna feria mecánica le ha podido hacer sombra, mucho antes de que vinieran ya los dominicanos nos entreteníamos con el fantástico Quisqueya Park. El Parque poseía algo más de 30 atracciones. Estuvo ubicado donde por muchos años se celebró la Feria del Libro, donde también se encuentra el Conservatorio de Nacional de Música y donde antes de todo eso estaba el primer Zoológico Nacional. Sí, ese lugar tiene muchas historias.

Algunas atracciones

Recuerdo el Súper Ocho, una montaña rusa en forma de ocho, no muy grande, con sus carritos de color rojo. El famoso Himalaya, un juego circular que no dejaba de dar vueltas y vueltas. Los Carritos Chocones eran la sensación, funcionaban con una antena que tomaba electricidad del techo y la fricción provocaba que cayeran chispas al suelo. Mientras yo me volvía loco chocando a todos, otros se volvían locos tratando de chocarme a mí, al parecer el manejar temerario lo llevamos en la sangre. El Quisqueya Park fue un parque de ilusiones, un parque de diversión para la juventud y niñez ochentera y también de los noventas.

El triste cierre

Recuerdo cuando lo estaban cerrando, debió ser por los años 91 o 92, fue muy triste ver aquellos juegos deteriorados con la nostalgia de una era de risas y alegrías. Ya las maquinas se veían oscuras y tristes, fue irónico, pero ese fue el día en que más lo disfruté. Casi no había gente, las filas eran nulas. El Quisqueya Park se despedía sin esperanzas de volver. Muchas fueron las razones, entre ellas, un accidente trágico muy lamentable y el pobre mantenimiento e inseguridad de los juegos. En el triste lugar, felizmente, jugué y vi de lejos la casa del terror. Ni que me pagaran estuve dispuesto a entrar. Me despedí del parque, de la manera más emblemática. Su mascota, la elefante más querida del país (Mami Elefante), estaba como siempre frente a la fuente de agua esperando a los niños y sus padres. Recuerdo como hoy que tomé un vaso de plástico tirado del piso, lo llene con agua de la fuente y se lo di de beber, diciéndole con la mirada el adiós definitivo a lugar que guarde en mi corazón para toda mi vida: el Quisqueya Park.